la sobremesa #4: vivir como dua lipa y carrie bradshaw
El frío en Nueva York, todo lo que aprendo de Dua Lipa sin ser su fan, la cultura de la comedia musical y el caos de vivir en un 3er piso.
Empezó el frío en Nueva York.
Si hablaste conmigo por lo menos 10 minutos, creo que te darás cuenta, por algún tipo de indicio, de que soy una persona que detesta el frío. Me parece hostil y cruel, pero, por sobre todas las cosas, el frío odia que salgas de tu casa y disfrutes de la maravillosa experiencia de vivir.
Bajan los 10 grados y nadie quiere salir; todos prefieren una manta y un plato de pasta casero. Las caminatas nocturnas parecen extinguirse y las capas de ropa nunca son suficientes. Los besos inesperados se esfuman y la promesa del “¿qué pasará?” se reemplaza con los fantasmas que dejaron el verano y el otoño.
El invierno viene a ser todo lo que quiero destruir y, aun así, acá me tiene, enamorada e ilusionada con una Navidad nevada.
Esto se debe a que estoy en una ciudad que tiene el inmenso poder de convertir cualquier cosa en una locación de película. Así, cada mercado navideño que se choca con mi caminata automáticamente me hace sentir en una comedia romántica de Netflix que solo yo sería feliz protagonizando.
Los tapados se cuelgan y divido por color y tela: las pieles que conseguí en el thrift store para cuando me quiera sentir Carrie Bradshaw, los sacos para los museos, las camperas de cuero para salir y hacerme la linda, y las puffers para cuando las temperaturas sean tan bajas que la única opción es vestirse con un acolchado.
Las botas se preparan, y me doy cuenta de que mis borcegos, que ya tienen años de aporte, deberán quedarse en esta ciudad y que su reemplazo está próximo a llegar.
¿Unos Dr. Martens?
¿Unas Chelsea boots?
¿Unas botas de nieve? En un momento consideré las Moon Boots, pero nadie me las recomendó. Todo se basa en la promesa de que poner mi pie ahí adentro se va a sentir como pisar una nube.
El invierno me pone en jaque por completo y el miedo a las temperaturas bajo cero me consume. No quiero dejar de caminar por placer ni tampoco quiero correr hacia la calefacción. Quiero que los planes abunden, que los cafés se disfruten en cada esquina y que, si no hay lugar en un bar, salgamos a recorrer las calles de esta ciudad, que pide a gritos contar historias.
Un amigo me pregunta si tengo planes este fin de semana.
Por favor, haceme salir con este frío y veamos qué historia invernal tiene para darme esta ciudad.
Cómo Dua Lipa te puede enseñar a vivir
Creo que nunca escuché un álbum completo de Dua Lipa ni tampoco siento que algún día lo haga. Sin embargo, es una celebridad que tengo bastante presente en mi día a día, y no necesariamente por su música, sino porque creo que es de las pocas personas de la industria que entendió cómo ser feliz, aun cuando parecía una tarea imposible.
Siempre dije que ser celebridad en estos tiempos es una tortura. No poder expresarte libremente porque millones de personas creen que tienen derecho a opinar sobre tu vida y tus decisiones me parece uno de los infiernos más hostiles que alguien puede vivir. Sin embargo, creo que hay ciertas decisiones que uno puede tomar para elegir una mejor calidad de vida.
El otro día vi este tweet y automáticamente me apareció este posteo de Dua Lipa.
Como algo que parece ser negativo, se ve tan libre y sincero. No tengo idea de cuándo salió el disco de Dua ni tampoco me interesa escucharlo, y, por lo tanto, entiendo que no haya llegado a los Grammys. Aun así, la veo, la analizo, la admiro. Su vida me parece infinitamente más atractiva que la de Taylor, Sabrina, Charli o cualquier celebridad que haya sacado un disco exitoso este año.
I hate it here so I will go to secret gardens in my mind.
Tips que tomo de Dua Lipa que en realidad ella nunca me dio, pero me imagino que podría hacerlo:
• No pienses tanto en qué queres hacer con tu vida, sino en cómo queres vivirla.
• Siempre que puedas bailar, hacelo.
• Ahorrá para viajar, conocé nuevas culturas y tené amigos en cada lugar para que te den tips de locals (así es como Dua supo que tenía que ir a Naranjo en Buenos Aires).
• Siempre hay que hacerse la linda.
• La prioridad es divertirse, no importa cuándo leas esto.
• Si te gusta mucho hablar, convertite en podcaster; cualquiera puede hacerlo.
• Compartí las cosas que te gustan: es sanador y, además, un servicio a la comunidad (Service95, hire me plz).
• No te quedes con las comidas que conoces; la gastronomía es un arte y tu paladar merece experimentar de todo.
• Kiss. A lot.
Usually drink, usually dance, usually bubble.
Quizás la ambición no siempre sea el camino correcto ni tampoco el sueño sea eso que nos haga sentir completos. Tal vez la clave es ser conscientes de cuándo estamos creando nuestra propia desgracia y darnos cuenta de cuáles son los momentos en donde realmente nos sentimos nosotros mismos. Se los dice una capricorniana que siempre vivió a través de metas y que, gracias a la determinación y ambición que tengo desde siempre, pude cumplir casi todas.
Y aun así al final del día soy feliz tomando un vino con amigas, metiéndome al mar con mis sobrinas, leyendo un nuevo libro en Prospect Park, viendo los mismos capítulos de SATC y bailando un viernes a la noche mientras me chamuya un italiano.
Me pasé mucho tiempo pensando que mi esencia era mi trabajo y busqué fervientemente que la gente me reconociera e incluso me amara por ello. Menos mal que hoy ya sé que todo pasa por otro lado.
You always gotta have fun!
En defensa de Carrie Bradshaw (parte mil)
Ya es costumbre para mí defender a mi princesa frente a esta nueva generación de falsos moralistas que dicen querer personajes femeninos complejos, pero luego destrozan al más increíble de todos.
En este caso, quiero hacer hincapié en este tweet y cómo toda esta filosofía de vida me ha llevado a esta ciudad.
Hay un momento exacto en la vida de toda mujer en el que se sienta a ver Sex and The City y empieza a entender que la experiencia femenina es completamente universal. Cada capítulo equivale a una cena entre amigas, y los temas que se abordan nunca serán ajenos a nosotras. Porque si hay algo que hace que el infierno de ser mujer se vuelva más fácil —e incluso hermoso por momentos— es saber que todas estamos en la misma.
Eso, para mí, es y siempre será Carrie: una mujer que me permite ser lo que se me ocurra y, a través de mis experiencias, vivir una vida worth writing about.
Estoy en una ciudad, escribiendo, porque en algún momento vi esos rulos en la pantalla y me di cuenta de que era lo más atractivo que mis ojos habían visto. No por la belleza de Sarah Jessica Parker en sí, sino porque en aquella escritura y esos rulos vi odio, amor, confusión y mil y una aventuras por vivir.
Viajé a Nueva York antes de conocerla y me enamoré de aquella vida de la que ella escribía. Volví habiéndola conocido y todo cerró por completo. Entendí por qué Carrie tenía que vivir acá:
Esta es la ciudad donde las palabras fluyen, la improvisación abunda, y todo se convierte en el parque de diversiones para quien ama escribir, pero más que nada, para quien ama vivir.
En estas calles me enamoré y también supe el día en que dejé de amar. Me replanteé quién era y quién debía ser, conocí amores fugaces y otros que aún me atormentan. Hay fantasmas en puentes y oportunidades que dejé pasar, otras que debería haber rechazado, y algunas que aún espero encontrar en el futuro.
Se que es mucho pedir que la entiendan, pero quizás si ven más allá de su moral absurda pueden encontrar que en aquella complejidad y dicotomía que tanto critican está la razón exacta de por qué es nuestra protagonista definitiva.
En esta ciudad, mis rulos se sienten a gusto. Y eso, de alguna manera, es gracias a Carrie.
Once again, baby girl, thank you.
El cine en donde todos se ríen y la manteca se come con pochoclo
Ir al cine en Nueva York es una de mis actividades favoritas. No solo porque el cine es fantástico en todas sus formas y en cualquier ciudad, sino porque aquí se encuentran mis salas preferidas:
• Village East (East Village)
• Film Noir (Greenpoint)
• Nitehawk (Williamsburg/Prospect Park)
• Cobble Hill Cinema (Cobble Hill)
• Syndicated Bar Theatre Kitchen (Bushwick)
• The Roxy Cinema (Tribeca)
• IPIC (FiDi)
• Film Forum (West Village)
Aun así, el yankee sigue siendo un ser extraño que me complica tener algo favorito en este país en completa paz.
En Halloween fui a ver Scream en 35mm en el Roxy. Si me conocen, saben que esta película es, definitivamente, my favorite scary movie. Mientras yo estaba extasiada, me di cuenta de que toda la sala se reía cada cinco minutos por cosas que no eran graciosas. Lo mismo me pasó en una función de Psycho en el Village East y entendí que esas risas nacían del choque con lo antiguo, lo que antes daba miedo y hoy parece ridículo.
No pude evitar enojarme un poco. A mí la última escena de Psycho aún me aterra, y la primera de Scream sigue siendo de lo más brutal que se ha hecho en el cine.
Pero acá no paran de reírse.
Y tampoco paran de preguntar si quiero más manteca en mis pochoclos.
Y yo me pregunto: ¿cómo siguen vivos?
La cultura del musical theatre
Mi primera conexión con Nueva York fue a través de la comedia musical. Quienes me conocen saben que nunca soy tan feliz como cuando estoy sobre un escenario. Si cantara como Lea Michele, hoy tendría un sueño muy concreto: Broadway, y nada más que Broadway.
Ser la más chica de la familia me convirtió en una especie de Kevin Pearson, organizando espectáculos familiares con canciones de Chicago y Wicked por el simple hecho de querer entretener a mamá y a papá, repito, Kevin Pearson. Luego llegó Glee, y con ella, mi obsesión con participar en cada obra musical que organizaban en mi colegio. Todo en mi vida era un show, y yo era la mismísima Rachel Berry.
Así conocí Nueva York, a través de sus teatros.
Detesto Times Square por su gente y su mugre, pero en algún momento fue el lugar que despertó este amor. Como cuando te enamorás de alguien y hasta lo más insufrible que tiene te fascina.
Las luces me llamaban y los teatros guardaban los sueños de una nena que quería cantar, bailar y actuar. Nueva York para mí era puro musical theatre, y es que acá es donde viven los mayores soñadores de este arte, muchos de los cuales tengo la suerte de llamar amigos.
Nueva York es la ciudad donde un lunes cualquiera podés ver un cabaret y escuchar a tu amiga cantar Don’t Rain On My Parade o un medley de canciones de Taylor porque si de teatreras se habla…Es el lugar donde se celebra esta cultura como en ningún otro. Y si alguna vez te hicieron sentir mal por amarla, acá no importa. Porque el teatro musical es la expresión más física y catártica que existe, y acá se venera incondicionalmente.
Mis musicales favoritos que pude ver en Broadway:
• Wicked (always my fav).
• The Book of Mormon.
• Hadestown.
• Sweeney Todd.
• Chicago.
• The Great Gatsby
• The Phantom Of The Opera.
• Dear Evan Hansen
En tema comedia musical me parece de suma importancia hablar del evento cinematográfico del año: Wicked.
Me parece delirante que la gente no conozca Wicked. Es hasta irreal pensar que pasaron tanto tiempo sin la historia de amistad más hermosa que el teatro musical haya visto. Sin embargo, me llena de felicidad invitarlos a la mesa y pedirles, encarecidamente, que hagan el rewatch necesario de Glee porque no existe una sin la otra.
En minutos nada más voy a ver esta película y los miedos me inundan. Mis amigas la amaron y, aun así, dudo.
Quiero que tenga los colores de El Mago de Oz y que me den mis sueños hechos de technicolor.
Quiero que Popular me devuelva a cuando tenía 14 años y canté esa canción por primera vez.
Quiero que Glinda me haga sentir, aunque sea por unos instantes, que ese sueño que tenía de chica puede seguir siendo real.
Quiero salir de la sala e inscribirme en comedia musical, porque ¿qué es el teatro sino la conexión más profunda y sincera conmigo misma?
El caos del 3er piso
Siempre viví en un 3er piso.
Mis papás compraron el 3ro. Mi abuela lo hizo antes que ellos y mi hermana, en Italia, decidió ir por ese número también.
Mi primer amor se mudó a un 3er piso, y yo automáticamente lo tomé como una señal de que todo estaba bien.
El 3 y yo somos una historia de amor eterna, una que planeo seguir por el resto de mi vida. Si estoy en el 3ro, nada puede salir mal.
Crecer tan cerca de la calle en una ciudad te cría para que los ruidos sean parte de la rutina y las copas de los árboles tus nubes personales. El cambio de las estaciones en la cuadra de mi casa es lo que más me gusta presenciar a lo largo del año y probablemente una de las cosas que más me duele no estar viendo.
Los autos se pelean y yo no les presto atención; el caos me va bien, me sienta a gusto. Camino rápido como la ciudad misma, y lo que a otros les aterra a mí me parece lo más normal del mundo.
Un chico se quedó en casa y se queja de los ruidos. Le pregunto si quiere tapones para los oídos, pero, como buen varón, se niega. Él puede con todo.
¿Para qué se quejaba, no?
Mis amigas me preguntan: “¿Cómo hacés?”
Me divierte. Al fin y al cabo, soy una chica del 3er piso.
Q&A de preguntas que ustedes me hicieron y yo decido contestar
Lo que más te gusta de vivir la ciudad de local y no tanto de turista
Conocerla.
Predicción para los Oscars
La contesto porque me la hizo mi amiga Lola. Por mí que gane todo Sing Sing. Si fuesen mis premios, también le daría muchas cosas a Snack Shack.
Dating in New York
Ya escribí sobre esto en la anterior sobremesa, pero hay tanto para contar que seguiré haciendo periodismo SATC. Update: los tanos siguen siendo un peligro.
Opiniones del Lower East Side
El mejor barrio de Manhattan. La esencia de la ciudad está ahí, y es donde encuentro la mejor movida por lejos. Además, está Davelle (aka mi restaurante favorito) y Tumbao, mi local favorito.
¿Vas a seguir saliendo con este frío?
Mañana tengo una fiesta, no sé con quién se piensan que están hablando.
Me voy a ver Wicked. Me levanto de la mesa.
Xoxo,
Barbi
Siempre rulos 💓
está sobremesa es para las criadas a musicales y glee, me reporto🙋🏻♀️ siempre con las palabras justas barbi🩷💚