la sobremesa #1 la ciudad que va a los pedos
Los primeros días en Nueva York, ser una gym girl y el lugar en donde Andrew Garfield y Law Roach toman café.
Nunca pude aprender a caminar lento. En realidad, nunca pude aprender a caminar normal, al paso de la gente, al de mi familia y amigos. Al paso de Buenos Aires. El mayor puntapié de mis discusiones con la gente que amo es mi caminar, mi tediosa obsesión con ir a los pedos. Nada tiene que estar sucediendo para que lo haga, ni tampoco es cuestión de estar llegando tarde (aunque muchas veces lo estoy). Simplemente hay algo en mí que está diseñado para esquivar al peatón y cruzar las calles con la osadía de alguien que nació en una ciudad porteña.
“¿Podés caminar más lento?” No, no puedo, nunca pude ni tampoco me interesa hacerlo. Sé que parece una falta de respeto, y también soy consciente de que me dejaste de escuchar hace una cuadra, pero si elegís tenerme en tu vida, me aceptás con la caminata rápida incluida.
Sin embargo, hay una cuadrícula hecha ciudad donde correr es la norma y el reloj te corre a toda hora; donde las reuniones duran lo que indica el calendario y las juntadas con amigos se organizan con dos semanas de anticipación como mínimo. Una ciudad donde el subte es una maratón y las calles te invitan a chocarte con extraños. Una ciudad donde mi caminata rápida es bienvenida y abrazada.
Nueva York, la ciudad que va a los pedos, igual que yo.
En estos primeros días conocí Nueva York más de lo que lo hice en las 16 veces anteriores que vine. Y no creo que conocer algo se defina por cuántos cafés visitaste o si recorriste todo Brooklyn y Queens. El acto de conocer se da cuando uno entiende la esencia de aquello que tenemos enfrente, eso que hace que una persona, una comida o un lugar sea ese y ninguno más. Por ejemplo, Nueva York es ecléctica y detesta, por sobre todas las cosas, la sobremesa.
Qué cosa hermosa la sobremesa. La esencia pura de mi ciudad natal, Buenos Aires. Ese acto noble que se da luego de cada actividad social, donde estiramos las conversaciones y el tiempo deja de existir. Ya sea una cena o una clase de cualquier cosa, la sobremesa está arraigada a la cultura argentina, como si algo no nos dejase despegarnos porque siempre hay un chiste más por contar.
Esta semana en Nueva York corrí a absolutamente todos los lugares a donde tenía que ir. Siempre al límite, con miles de reuniones en el calendar y clases de pilates que me inscribí a través de una app, so American diría Olivia Rodrigo, y la verdad que sí. Me convertí en aquel prototipo yankee que siempre boludeé, ese que manda invites para todo y se acuesta antes de las 11 PM. Esto me recuerda a nunca encasillarte con ningún gusto o disgusto, la vida es una rueda decían en Casi Ángeles y estos 3 meses lo comprobé en cada ámbito de mi vida.
Una clase de pilates y otra de boxeo ¿Me convertiré en una gym girl?
Acá tienen una app que se llama ClassPass y es probablemente el sueño de toda chica que se queda sin cupo en pilates. Allí están casi todos los estudios de gimnasia de la ciudad y podés reservar clases de cualquier cosa. La promesa es total y yo ya me volví adicta. Tengo miedo porque las adicciones nunca me llevan a un buen lugar y quizás mis piernas ya lo estén padeciendo.
Claro está que al ser una pilates princess no podía perder la oportunidad de sacar un par de clases para volver a mi rutina. Cabe aclarar que no tocaba una máquina de Joseph Pilates hacía 2 meses, así que la decisión de ir al estudio más heavy de la ciudad, aka Solidcore, quizás no fue la mejor decisión de mi parte. Pero bueno, for the plot and for the journalism.
Lo que me encontré en Solidcore fue algo fascinante. Luces bajas, la música al volumen máximo y una instructora que parecía estar leyendo un teleprompter. Nada acerca de esta clase se parecía a lo que viví durante dos años en mi estudio de pilates de Palermo. Nadie se preocupaba por mi postura ni si estaba haciendo demasiada fuerza con mi espalda. Peligroso y robótico.
No volveré. Ojalá en la próxima entrada consiga un buen lugar de pilates.
Ahora sí, el nuevo amor de mi vida y la razón detrás de la pregunta, ¿me convertiré en una gym girl?: Rumble Boxing.
Recomendación directa de un finance bro, Rumble Boxing es la hot class que todo el mundo quiere hacer en NYC. Estoy 100% segura de que si Sex and the City se filmara en estos tiempos, habría todo un capítulo dedicado a cómo Miranda está obsesionada con ella y la introduce a Charlotte para que de una vez por todas descargue toda su ira.
Mitad boxeo, mitad training, Rumble Boxing no se escapa de las luces bajas ni de la música alta, y sí, la profesora también tiene condición de teleprompter, pero hay algo en pegarle a una punching bag que le gana a cualquier cosa. Quizás fue porque me pasaron Brat o tal vez se deba a que soy una chica que siempre está un poco enojada, pero Rumble Boxing me conquistó por completo.
1 punto para el finance bro, 100 puntos para mí que soy una Black Widow en proceso.
El lugar donde Law Roach y Andrew Garfield toman café
El Upper East Side es el barrio con el que más tengo beef. Es lindo, limpio y educado. También es aburrido y creído. No creo que tenga mucho por lo cual creerse, no me creo su falta de ratas y en mi parecer es el equivalente a una vieja acogotada de Recoleta (con todo el respeto que se merecen las viejas acogotadas de Recoleta, claro).
Sin embargo, en la intersección de la 92 con Lexington Av. se encuentra uno de mis lugares favoritos en la ciudad: 92nd St. New York. Un centro cultural que no solo tiene unas clases alucinantes, sino que también organiza charlas con personas absolutamente fabulosas. En este lugar tuve el placer de ver a Robert De Niro en 2019 y ahora a Andrew Garfield y al MAGNÍFICO Law Roach.
Las charlas duran aproximadamente hora y media y abarcan temas súper interesantes. Las entradas pueden adquirirse por el público general (el precio varía según la charla), pero si ejercés la maravillosa profesión de periodista, quizás consigas alguna que otra invitación (send that email, girl).
Andrew enamoró a todo el auditorio con sus descripciones tan atinadas porque de los creadores de “she was like a shot of espresso” llega “she’s like a force of nature”, dedicada únicamente a la señorita Florence Pugh. A pesar de que la charla era para promocionar su nueva película, We Live In Time, todo se convirtió en un recorrido por su carrera, y allí es donde me puse a pensar en esta tanda de actores que surgieron con mi generación, enamoraron a mis amigas y hoy se convierten en los novios definitivos.
Robert Pattinson, Andrew Garfield, Eddie Redmayne, Aaron Taylor-Johnson.
Hombres del romance, escritos por mujeres, qué cosa divina es el varón cuando quiere.
Law Roach, por su parte, me miró a los ojos y me dio una lección maestra en el fake it till you make it. Contando la historia de un chico que iba de Chicago a Nueva York con una línea de teléfono falsa y una mentira piadosa que lo hizo crear una realidad completamente maravillosa, Law Roach me dio el pep talk más necesario de mi vida.
En un momento en donde todo es torbellino y nada es certero, escuchar a un profesional que admiro contar cómo tuvo que tocar fondo para admitir que no le gustaba la persona en la que se estaba convirtiendo, es como sacarle la capa a Clark Kent y el alivio es inmenso. Todos somos humanos, nadie se salva de esa condición: ricos, pobres, celebridades y ciudadanos. Trabajamos, en oficinas, en nosotros mismos, lloramos, nos enojamos y nos reímos.
Law Roach se compara con el jardinero, el peluquero y cualquiera que le presta servicio a una celebridad. Lo sufre, lo ama y, al mismo tiempo, es lo que lo hace pagar la renta. Un día se encontró así mismo pidiéndole a su primo que cambie la fecha del funeral de su tío para que no se superponga con un fitting. Otro se dio cuenta que no había podido hacer el duelo de su sobrino. Aún así todos lo alababan por un outfit que habían visto en una red carpet. ¿Cómo todo esto puede ser verdad y ocurrir al mismo tiempo?
Todo en su charla me hizo pensar sobre la obsesión que tenemos con glamorizar lo que rodea a las celebridades, y cómo quizás parte de mi trabajo sea eso: mostrarles charlas, eventos, conferencias, y que lo único que vean sea una celebridad.
Para mí, estas charlas y todo lo que va en tema cine se vincula directamente con un amor por el arte. Escuchar a un diseñador de vestuario me interesa infinitamente más que escuchar a un actor. No es que no me emocione cada vez que me encuentro a una celebridad (el otro día vi a Jason Siegel aka Marshall Eriksen en el SoHo y me emocioné por completo), pero no puede ser que sea lo único que celebramos y glorificamos. Debe haber alguna razón. Pero el estudio sociológico lo dejamos para otro momento.
Llegando a Union Square
El subte corre, cómo todo en esta ciudad, y aún así es el que mas poder tiene para dejarlos a todos en jaque. Se para en medio de dos estaciones y veo cómo los ojos les tiemblan, los celulares buscan señal y el reloj no perdona ni un minuto. Llego tarde cómo siempre y es culpa del subte, de esa línea que pasa por Union Square.
Quiero terminar esta entrada cómo para sentirme útil, cómo si esta tardanza tuviese su razón de ser. Me gusta terminar las cosas preguntándome por qué arranqué a escribir esto, cuál fue la razón detrás de todo.
Ayer creo que fue un intento de Carrie Bradshaw en la ciudad que juré amar
Hoy es una necesidad que se desprende de mis dedos.
Una sobremesa conmigo misma.
14 St.
Barbi
Solo mi pequeña gran barbi puede escribir esto...pequeña porque asi sera para mi siempre y grande porque es lo que estas haciendo, porque de repente dejaste de ser mi niña y sin darme cuenta despacito abriste mis brazos y volaste, casi te diria sin darme cuenta y la bebe crecio, corriste rapido y el mundo te abrio otros brazos....
Siguen mis puntos suspensivos esos que siempre te despertaran una sonrisa cada vez que los veas...
Hoy es tiempo de andar , crecer y mas que nunca ser vos, pero tambien hay un tiempo dentro de la voragine para ver el aleteo de una mariposa , sentir la brisa de un atardecer y ver como una hoja de otoño se perdió del resto solo para que vos la encuentres....esto es la VIDA bubi, atrapala pero siempre disfrutandola ...es unica
Te amo y mi orgullo expande mi sentir...estas volando❤️
Barbiiii como esperaba que aparecieras en esta red!!! <3 Estoy ansiosa por leer todos tus posts. Que identificada me senti con el post, camino rapido, a las corridas, tengo piernas largas y cuando camino con una amiga me pide que vayamos del brazo para bajarme el ritmo jajajaj Hay algo que no puedo explicar que me tiene atada con NY, que necesito ir, necesito conocer esa ciudad, siento que hay una parte de mi ahi que todavia no conozco, y eso que nunca fui a NY, es mi sueño <3